4° Campeón del Mundo de Ajedrez

Alexander Alexanderovich Alekhine (1892-1946)

Alexander Alekhine nació el 31 de Octubre de 1892 en Moscú (Rusia). Alekhine aprendió a jugar Ajedrez por medio de su madre y hermano a la edad de 11 años. Estudió Leyes en la Escuela Secundaria Imperial de Moscú y ganó el rango de Maestro de Ajedrez a los 16 años y el de Gran Maestro, a los 21 años.
En 1909, ganó el título de Maestro de Rusia en St. Petersburg.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Alekhine fue hecho prisionero de guerra así como todos los demás participantes de un Torneo Internacional que se llevaba a cabo en Mannheim en 1914. Un mes mas tarde fue puesto en libertad y prestó servicios en la Cruz Roja Rusa de la ciudad de Austria hasta el año de 1916.
En 1922 logró un segundo lugar en Londres, detrás de Capablanca y un primer lugar en el Torneo de Hastings. En 1924 quedó tercero en el torneo de Nueva York, detrás de Lasker y Capablanca.
En Febrero de 1925, el Alekhine rompió el record mundial al jugar 28 juegos simultáneos a ojos vendados, ganando 22 juegos, con 3 empates y 3 derrotas.

En 1926 desafía a José Capablanca por el Campeonato Mundial. Capablanca aceptó el reto.

El encuentro por el título mundial se desarrollo en Buenos Aires, del 16 de Septiembre al 29 de noviembre de 1927. Alekhine venció a Capablanca por 6 victorias, 25 empates y 3 derrotas..
Alexander Alekhine rechazó una petición de Capablanca por la revancha y optó por enfrentarse a Bogoljubov en Weisbaden, en Septiembre de 1929. Alekhine lo derrotó por 11 juegos ganados, 9 empates y 5 derrotas.

En 1935 Alekhine pierde el título de campeón del mundo frente a Max Euwe, el que recupera dos años después en la revancha realizada en Holanda
Alexander Alekhine representó a Francia en la Olimpiada de Ajedrez de Buenos Aires.

Alekhine murió en marzo de 1946 en la ciudad de Estoril, Portugal, siendo el Campeón Mundial vigente, por lo que debió realizarse un torneo de eliminación especial para determinar su sucesor.
Alekhine fue un profundo estratega, teniendo un gran dominio de los finales y de los aspectos técnicos del juego. Además se caracterizó por su poderosa facultad para la combinación y la táctica, unida a una desbordante fantasía. Era un jugador muy agresivo, el más peligroso atacante de todos los tiempos. Tenía una tenaz voluntad de victoria y una gran capacidad de trabajo y preparación teórica.

Una frase célebre:

“La apertura de la posición en el centro, terminará siempre por favorecer al bando que tenga superioridad de espacio”.

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